viernes, 19 de noviembre de 2010

Te invito a que cambiemos de planeta.

Todos la miraban despreocupados mientras ella fingía una sonrisa, nadie vio la lágrima que se ocultaba detrás de su mirada. Le faltaba algo, tenía un enorme vacío dentro, algo que ni la música, ni las risas de sus amigos, ni la fotografía podían llenar. Al principio el agujero en su corazón era pequeño, pero poco a poco había ido creciendo. Ahora el agujero empezaba a hacerse notar, y solo había una manera de taparlo... cuando estaba con él. Sí, su felicidad estaba en las manos de un inconsciente que solo la hacía sentirse bien a ratos, cuando a él le venía bien. Poco a poco había acabado metiéndose en un agujero negro, y aún sabiendo muy bien lo que había al final, era incapaz de salir de él. Todo lo que quería, soñaba y deseaba lo tenía él guardado en alguna parte, nunca supo dónde...

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