miércoles, 30 de marzo de 2011

:D

Hablo en los momentos indebidos, digo lo primero que se me venga a la cabeza. Ser capaz de retener a alguien por siempre es algo que me gustaría. Quiero viajar. Viajar sin parar, que nadie me encuentre, quiero olvidar hasta de mi nombre. Nueva York, París, Roma... Las cosas bonitas de la vida se me hacen difíciles de ver, las veo cuando pasa el tiempo y ya no están. Pierdo bastante tiempo pensando en ti, mientras que tú ni te acuerdas de que existo. Últimamente el mundo ya me da igual, no me interesan ni las noticias, ni los cotilleos, ni las conversaciones... Nada. He aprendido a mantenerme en estado de indiferencia máxima, y me he ido haciendo más fuerte. Que llore a veces no significa que no lo sea, significa que no me da miedo expresar lo que siento. Soy feliz a ratos, y a ratos odio el mundo. Mi bipolaridad varía según el día. Me levanto o muy tarde, o muy temprano. Vivir al límite siempre fue mi ley. Creo que algún día, sólo quizás, alguien sabrá quererme y apreciarme tal como soy. Creo que alguien por fin se dará cuenta que no soy perfecta, que siempre voy a cometer errores una y otra vez. Que tropezaré no una, ni dos, sino trescientas veces con la misma piedra hasta aprender. Alguien me querrá por mis defectos y no por mis virtudes. La vida se hace larga cuando no hay nadie que te acompañe en ella. Vive el momento, haz locuras, diviértete, vuélvete loca, enamórate, decepciónate, llora, ríe, bebe, siente, padece... Pero no dejes de ser tú misma, ni por nada, ni por nadie.

sábado, 26 de marzo de 2011

Mira atrás un segundo. ¿Qué ves?

Hace unos años yo era muy distinta. Era tímida, reservada, hablaba poco y reía aún menos. Me costaba mostrarme y se me atragantaban los sentimientos. Alguna vez cayó alguna mentira piadosa, pero era buena chica... No tenía mucha autoestima, pero en el fondo pensaba que era mejor de lo que los demás creían. Tenía la cabeza llena de tonterías, y a los diez años ya me creía algo más madura que el resto. Me moría de vergüenza cuando tenía que hablar en cualquier tienda o restaurante, y casi siempre lo evitaba; y además me daban miedo un montón de cosas, y me rendía con facilidad. Nunca creí en los cuentos de hadas pero si que confiaba en que todo el mundo fuera bueno y cariñoso. No tenía mucho mundo, ni era muy popular; siempre buscaba dar más de mí misma y era muy perfeccionista. Pasaba desapercibida, era poca cosa, y no me importaba demasiado mi aspecto. Me daba pánico hacer el ridículo y por eso me quedé con ganas de hacer muchas cosas. Vivía en una continua espera de algo genial que siempre estaba por llegar...

¿Y ahora? ¿Qué queda de eso ahora?

Ahora... he cambiado un mundo y medio. Soy extrovertida, y a veces incluso atrevida. Hablo todo lo que puedo y me río aún más. Se me siguen atragantando los sentimientos, pero he conseguido aprender a expresarme de una forma más o menos decente. Dejé las mentiras piadosas para convertirme en casi la sinceridad en persona. La autoestima sigue donde estaba, pero ahora pienso que no soy tan buena como todo el mundo cree. Sigo con la cabeza llena de tonterías y, con veinte años, me niego a aceptar que soy mayor. Al menos, ahora solo me muero de vergüenza en determinadas ocasiones, lo demás lo llevo bien; y el único miedo que conservo es quedarme sola. Sigo rindiéndome con facilidad aunque ahora no me molesto en disimular y, a veces, incluso soy capaz de luchar por algo... si de verdad me importa. También he descubierto que la bondad mundial es un chiste, y la gente no hace más que decepcionarme. He visto un montón de cosas, conozco a muchísima gente... y me importa muy poca. Tengo la sensación de que el número de personas que realmente saben quién soy es inversamente proporcional a mis deseos de que a todo el mundo le guste lo que ve. Y sí, sigo siendo igual de perfeccionista, y nunca me parecerá que doy lo suficiente de mí misma. Pero ya no paso tan desapercibida, y está claro que me preocupo por mi aspecto. Sigue dándome pánico hacer el ridículo, pero cuido cada uno de los pasos que doy para que eso no suceda. Hace mucho que no me quedo con ganas de hacer nada... y jamás me arrepentiré de algo que haya hecho. Vivo con la presión constante de hacer de mi existencia algo genial que valga la pena. Aunque alguna vez haya llegado a pensar que ni siquiera sé si yo valgo la pena.

sábado, 12 de marzo de 2011

pollito bonito


Creo que me estás enseñando que no puedo dejarme vencer ni subestimarme. No fallo a cada cosa que hago, son intentos diferentes por solucionar las cosas que me preocupan. Y ya lo sé, somos diosas. También lo sé, seremos invencibles. Poco a poco veo cómo las cosas toman un rumbo, pero no sé que habría hecho sin ti, sin tus consejos, sin esas horas hablando de lo mismo, volviéndote loca. Aunque tú digas que para eso están las amigas o que no te molestan mis tonterías...yo de todas formas, te doy las gracias.

Te quiero mucho.

jueves, 10 de marzo de 2011

La buena musica

Siempre me gustó perderme en las guitarras eléctricas y antepuse las voces masculinas. Días de verano, de esos que el Sol se te mete bajo la camiseta. Los jueves de invierno, con su voz rasgada, ahí estaba Axl Rose, acompañado del gran Slash y su guitarra. Me tocaban November Rain al oído y notaba como fluían por mis venas los acordes de Sweet Child O'Mine. Los miércoles de cualquier semana del año estaba Mick Jagger para llamarme Angie, o para mostrarme su Heart Of Stone. Rulo ha estado ahí desde hace unos años, me acompañó con su Amor de Contenedor y ahora está aquí, conmigo, con sus Heridas del Rock and Roll. Melendi está conmigo desde que tengo uso de razón. Todavía recuerdo las dulces tardes escuchándole Hablando en Plata. Fito un día me dijo que "tenía el defecto de sonreír sólo por no estar muerto". Kurt Cobain me enamoró con su Come as you are. Estopa me hizo sonreír ocho mil veces. Los Pignoise me dijeron que probaron tantas veces el amor, que les supo raro. Papa Roach me sacan una gran sonrisa cuando aparece en la pantalla de mi móvil su Last Resort. Aún sigo enamorada del With Me de Sum 41. Mil veces al día recuerdo (por razones obvias) el Bye bye bitch bye bye de Motorhead y me saca una carcajada enorme. Nach y Zpu me hacen recapacitar. Rapsusklei me enamora cada vez que abre la boca. Me endulza las mañanas tararear Hey There Delilah, de Plain White T's. Los Red Hot Chilli Peppers acompañan mis días tontos. Aerosmith, con su Crazy, me recuerda a carreteras vacías en Agosto. Los Arctic Monkeys con su Fluorescent Adolescent dieron vida a mi blog. Eminem me demuestra que aún quedan raperos americanos que no hablan de su Ferrari. Forraje cuando colabora con Kutxi provoca un estado de felicidad en mí impresionante. Dani Martín me acompañó muchos años de mi vida con su Pequeñita y me sabe mal no haberles vuelto a escuchar, pero es lo que tiene hacerse moñas. Huecco me hace recordar partes bonitas de mi vida. Isusko & Sbrv me sube la adrenalina. Muse me hacen soltar un gran CHAPEAU cada vez que los escucho. El Somos de Melocos me recuerda a grandes amistades. Xhelazz me dijo un día que "cerrando los ojos se apaga el universo" y Rafael Lechowski que "odia las malas caras y sospecha las sonrisas". Jere alegra mis tardes con su ¡Y a mi qué!. Los Beatles me hacen sentir Penny Lane y me emocionan con su Yesterday. Le voy a cobrar a tus labios tus miradas, de Sinkope me pone los pelos de punta cada vez que suena. Los Ramones me tocan Hey Ho Let's Go cada dos por tres y Ac Dc me recuerda lo grande que es el metal, también.

Ya he dicho que siempre me gustaron más las voces masculinas. Esto se anula cuando aparecen en mi vida Sharon den Adel, de Within temptation, con su enorme voz.; Rihanna y Avril Lavigne con su personalidad y grandes letras; y Alicia Keys con su piano y su fuerza.

Hay gente que no entiende esto. No me importa. Para mí la música es el día a día y, sin ella, todo sería muy raro.

miércoles, 9 de marzo de 2011

vete

Ya no quiero atarme a un globo para salir volando. Ahora sólo quiero quedarme aquí y que seas tú el que sale volando de mi vida. Y no me importa si es en globo o lo intentas batiendo las orejas.